El salvaje
Manuel A. Alonso
Album Puertorriqueño 1844
Tomado de Ciudad Seva
Debajo de una palmera,
en una tarde serena, se mira sobre la arena un salvaje reposar. Junto a sí tiene las flechas que mil blancos han herido, y, como él mismo, han sufrido de cruda guerra el azar.
Su rojo cuerpo desnudo
muestra toda su pujanza, y en su pecho alguna lanza atrevida penetro. Fija la vista en los montes canta de pesar exento, sin recordar ni un momento las riquezas que perdió.
Que venga aquí el europeo
codicioso, y si acercarse le veo morirá al punto a mis manos. Que para sufrir tiranos en su patria no nací.
Y la muerte
que le diera prefiriera con placer, a la vida regalada y pasada como él.
Que es mi dicha vivir libre
sin cadenas que me opriman, con su peso solo giman los esclavos y no yo.
Cuando de noche o de día
yo despierto, y siento en la selva umbría de los tigres el aullido, o de la sierpe el silbido, mi gozo no tiene igual.
En los valles
y florestas son mis fiestas pelear, con las fieras más temidas y sus vidas acabar.
Que es mi dicha vivir libre
sin cadenas que me opriman, con su peso solo giman los esclavos y no yo. Me han quitado la llanura. no me importa. Para probar mi bravura los montes bastan y sobran si los indios no recobran lo que el blanco les robó.
Yo no siento
desconsuelo. En el suelo duermo bien. Y si velo, mi querida es mi vida, mi sostén.
Que es mi dicha vivir libre
sin cadenas que me opriman, con su peso solo giman los esclavos y no yo. |
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